Dicen que pesa una maldición sobre el número 13. Al parecer, esta creencia tiene su origen en cierto banquete en el que hubo ese mismo número de comensales… Sí, veréis, parece ser que hace mucho mucho tiempo, se sentaron 13 tipos a cenar pan y vino, pero entre ellos había un traidor y a raíz de esa cena, acabaron (casi) todos mal, empezando por su jefe… Bueno, mal, al menos, en lo que respecta a sus existencias mundanas, por supuesto. Aunque lo más probable es que el 13 llevara arrastrando su mala fama de mucho antes, dado que los antiguos, muy amigos de la numerología, veían algo perverso en la forma en la que el 13 rompía la según ellos perfecta simetría del número 12 que tanto les fascinaba.
Sea como fuere, nosotros no somos supersticiosos y sí muy aficionados a esa película de hace ya unos añitos, “El guerrero número 13”, en la que un poeta árabe (Antonio Banderas), exiliado de la corte de Bagdad, se une a un grupo de 12 guerreros sagrados Varegos, convocados a la defensa de una aldea, asediada por unos siniestros hombres-bestia. De modo que hemos aprovechado que Lycanthrope, nuestro hidromiel lupulado del guerrero del hacha, llegaba a su treceavo lote, para darle una vuelta de tuerca a su receta original.
¿Y cómo lo hemos hecho? Pues reemplazando el 50% de la miel mil flores que utilizamos habitualmente por la misma cantidad de miel cruda de castaño del Bierzo. De modo que una nueva capa de sabor viene a superponerse a las de la miel mil flores y la del lúpulo noble alemán.
¿Vendrá este cambio para quedarse? Eso depende más de vosotros que de nosotros. Si la respuesta es buena, así será, pero queríamos deciros que el resultado nos ha entusiasmado, esperamos que compartáis nuestro gusto 🙂
Y recordad beber con moderación, que no sois vikingos 😉
